zorra_uvas

(Nota de la Dirección de «Gromland»: estimados lectores de este su blog, dado que gran parte de la plantilla – por no decir toda – se halla buscando una vivienda acorde a sus preferencias – por no decir exigencias – en la Ciudad Olívica, nos vemos obligados a publicar un post que, pese a no tener una calidad excelsa – por no decir que es una mierda -, satisfará sus ansias de seguir disfrutando de la labor didáctica de esta bitácora, en vez de acudir a otras vías de ocio – por no gráficas -.

Esperando que les guste, les recordamos que no existen bocadillos de chorizo con entrada USB).

La zorra y Alvin y las árdillas.

Estando moliente de ocio

la zorra en un descampado,

decidió acotarlo todo

colocando un gran vallado.

El resto de los animales,

observando a la raposa,

se preguntaban, curiosos,

de qué coño iba la cosa.

«Ponerle puertas al campo»,

exclamaron a la vez,

«cortarle el paso al aire,

¡menuda gilipollez!»

Mas, curiosos y divertidos,

se le acercó un grupo de grajos

a fin de preguntarle a la zorra

el porqué de los trabajos.

Contestoles, arrogante,

que eran unos ladrones,

mangantes y delincuentes

que le tocaban los testículos.

«Sudores a mí me cuesta

mantener verdes los prados;

gracias a mi hacer de vientre,

tenéis los suelos abonados».

Indignado queda el grupo,

desde el oso hasta la cerda:

¿acaso pretende la zorra

que le pagaran por su mierda?

«No son tus palabras justas

ni son justas tus razones:

si nadie nos ha condenado,

¿por qué nos llamas ladrones?»

Y, entre aullidos y rebuznos,

se comenzó a discutir

si el utilizar todos el campo

podía ser delinquir.

Por un lado, estaba la zorra

y los defensores del abono

(concretamente, unas vacas,

las asesinas de ozono).

Mientras el resto decía,

en actitud asombrada:

«Mira que somos animales,…

pero eso es una animalada».

Y mientras la zorra

sus excrementos defendía,

fue aumentando la oscuridad,

se fue tontamente el día.

Enseñando la zorra los dientes,

impuso por la fuerza su ley,

sintiéndose victoriosa,

sintiéndose todo una rey… na.

Mas reservole una sorpresa

el curioso destino,

que le impidió disfrutar

de semejante desatino:

y es que un cazador paseante,

apuntando en la dirección correcta,

abatió a la pobre zorra

de una descarga directa.

 

Moraleja: Alvin y Las Ardillas eran en realidad personas adultas pero a la que se les aceleraba la voz.

FIN

(Addenda: Conversación grabada el día 15 de Abril de 2.009 a las 17:26 horas entre Sparky – director en funciones de «Gromland» – y Celestino Murrieta Bivalvo – creador de la fábula «La zorra y Alvin y las ardillas»):

Sparky: Hombre, Murrieta, siéntese, siéntese. ¿Qué le iba a decir yo…? Mire, ¿sería tan amable de explicarme qué coño ha sido eso?

Celestino Murrieta Bivalvo: ¿Disculpe?

S: Sí, vamos, la idiotez esa, ¿de qué va?

CMB: Bueno,… ejem… es una alegoría sobre el control sobre las descargas de Internet, la imposibilidad de controlar el libre intercambio de información, ya sabe…

S: Ajá.

CMB: Y, bueno,… ejem… pensé… pensé que sería más ameno si se contara a través de una fábula, porque de ese modo los elementos implicados no se mol…

S: O sea, que me está Vd. diciendo que acaba de llamar «zorra» a la Ministra de Cultura, ¿no?

CMB: (Glups) ¿Có… cómo dice?

S: Coño, no es tan difícil. Si esta patochada es una alegoría sobre los programas P2P, a los que Doña Ángeles González Sinde pretende meter en vereda, y aquí es «la zorra» quien decide acotar el campo… ¿Está o no está llamando «zorra» a la Ministra?

CMB: Pues… ssí.

[Se oyen ruídos irreconocibles; parece como si alguien estuviera revolviendo un cajón]

S: Hala, Mistetas, tus cinco euros, has ganado la apuesta. Gracias, Murrieta, puede retirarse.

[Inexplicablemente, se oye la música de «El Show de Benny Hill» y unas risas enlatadas… Ah, debe ser el vídeo de abajo]