«Según un reciente estudios del Ministerio para la Creación de las Comisiones Interdepartamentales encargadas de la Elaboración de Informes que son Ninguneados (MWCCIEEIN), sólo el 2,7% de la población Warrfalhd tiene un ordenador en su casa, y de ese porcentaje, sólo ocho personas lo han encendido. Ante la inminente expansión global de Internet, el Excmo. Presidente Don Ricky Martin ha encargado a su Gabinete más cercano la implantación de una campaña bajo el lema «Navega por la red, marinero!» (tras desechar otros lemas, como «Los ordenadores no muerden» o «Ay, milana bonita!!»). El presupuesto de la iniciativa (unos 300,00 euros y un billete de 1.000 liras que tenía el Secretario para el Deporte en una gabardina vieja) se destinará inicialmente a la compra de dos millones de PC’s, que serán distribuídos desde helicópteros sobre la población. Se espera que para el año 2.012 cada ciudadado warrfalhd tenga en su hogar veinte ordenadores o, en su defecto, una tricotosa Singer que permita ver Digital Plus sin tener que abonarse. El lider de la oposición, Don Vicente Aranda, ha criticado la medida, si bien ha afirmado en rueda de prensa que «Dejaste el caballo y lumbre te di, y fueron dos verdes luceros de mayo tus ojos pa mí». (Extracto del artículo: “Un vecino de Torrelavega viola a una mesa camilla por una apuesta”, publicado en “El vespertino de Fonseca”, en fecha 16/09/2.008, en la sección “Si no hubiera cogido aquel Zeppelin…”).  

Estimados amigos lectores: puedo afirmar con rotundidad que su raza (la humana) se dirige con paso firme hacia su destrucción. Puedo imaginarme desde aquí sus caras de incredulidad, sus aspavientos incrédulos, un conejo con chistera que canta a Neil Diamond… Bueno, al conejo lo estoy viendo ahora mismo (no tengo muy claro si tararea «September Morn» o «Song Song Blue»), pero eso no desvirtúa para nada mi creencia de que no me crean. Creo yo.

«¿A qué vienen tales desvaríos? ¿Cuál es la poderosa razón que lleva a este brillante orador a vaticinar nuestro fatal sino? ¿Habré pagado la cuota del gimnasio?», se estarán preguntando al leer estas líneas, aterrados por tamaña revelación. La explicación es bien sencilla para alguien que, como yo, es capaz de extraer conclusiones de los detalles más nimios. Una vez, y a fin de demostrarles mis poderosas habilidades deductivas, descubrí que una mujer de sexo femenino se hallaba en estado de buena esperanza simplemente viéndole el número de carnet de su video-club. Su marido, un hombrecillo inseguro y con cierto parecido al artista antes conocido como Bigote Arrocet, intentó restar mérito a mi acertada intuición alegando que su mujer estaba de nueves meses y dos días y que había roto aguas segundos antes de mi aparición. Mas tales acervadas críticas no meguaron en absoluto la confianza que mantengo en mi octavo sentido – además de la vista, el olfato, el gusto (no hay más que ver a mi Señora), y oído (por desgracia, me falta el tacto… o eso dicen) y del descrito sobre mi aptitud del ver el futuro, mi cuerpo puede sintonizar «Radio Andorra» con cada una de las extremidades por separado -, pues su violenta reacción respondía a una causa que, lamentablemente, observo con mayor frecuencia modulada (a veces más, a veces menos):

Su raza (la humana, y también la estadounidense) tienen pánico a la verdad.  

Se lo he puesto en negrita para que se queden con el conceto. No obstante, con la finalidad pedagógica que persigue este su blog día a día, y sabiendo que muchos de Vds. dejarán de leer inmediatamente este post por el miedo irracional que les está entrando por las canillas, he de anunciarles la razón por la cual la humanidad quedará extinguida tan rapidamente como un pensamiento inteligente en el cerebro de Massiel:

La tecnología va a aniquilarlos. Muy pronto. 

He vuelto a ponerlo en negrita, sí; pero estoy plenamente convencido de que serán capaces de recordar ambos conceptos (pánico a la verdad; tecnología). Es más, si no son Vds. capaces de grabar esas dos frases en su fuero interno quizás deberían estar leyendo esto.

Les decía que mi anuncio de extinción respondía a una serie de hechos, pequeños pero fundamentales, que sólo una mente privilegiada como la mía es capaz de observar. No se angustien, hay solución pero deben permanecer atentos a los detalles. Por si todavía desconfían de mí (o simplemente están de resaca calimotxera), con cada una de las fotografías que les voy a mostrar daré una breve pero concisa explicación, resaltando las diferentes partes en que deberán fijar su atención. Si no son capaces de ver las irregularidades en un primer momento, no se preocupen: vuelvan a ver la instantánea dos o tres veces más (en caso de necesitar unas quince veces, entonces sí pueden preocuparse y hasta pedir cita con el oculista).

A modo de introducción: Vds., lectores de este su blog, conocen perfectamente el hecho de que el interior de los ordenadores existen una serie de piezas electrónicas que, a su vez, contienen los determinados programas informáticos que nos permiten bucear en Internet, escribir textos o colgar en el «youtube» vídeos de señoras mayores a las que sus nietos les muestran clips de dos chicas practicando la coprofagía. Lejos quedan las olvidadas supersticiones, surgidas en el siglo XVII, que afirmaban que dentro de los ordenadores había unos señores diminutos que construían rapidamente lo que veíamos en la pantalla; por suerte, Sir Charles Darwin echó por tierra toda esa superchería barata a raíz de la publicación de su libro «El Origen de los PC’s».

Pues bien, uno de los programas citados es el PhotoShop (léase «fotochó»), adminículo informático que permite al usuario – o a Vd., si lo desea – retocar fotografías mediante una complicada serie de botones, pestañas y fuelles. He de reconocer que, pese a mi inmensa sapiencia, la única vez que utilicé tal programa no sólo no fui capaz de modificar ni un solo detalle de la foto, sino que además dejé sin luz a todo el barrio. Demos por sentado, pues, que el manejo del Fotochó (escríbase «PhotoShop») está bajo las expertas manos de profesionales que en un abrir y cerrar de ojos convierten a un adefesio en una diosa, un niño en un anciano, un perro en algo llamado «Cobi»… Y, sin embargo, las terribles máquinas, objetos en apariencia inofensivos, creados por el hombre para su servicio – como se creó a los conductores de autobús – están comenzando a revelarse rebelándose, sibilinamente, con disimulo, entrando en sus cerebros por la puerta trasera (de manera inconsciente; no por el recto, vamos…), y depositando en sus mentes un mensaje que sólo reflexivamente pueden captar. Vds. ven una fotografía y musitarán, al igual que muchas de las partenaires de Rocco Sifredi,: «aquí hay algo que no encaja».

Y enloquecerán, pues su estado anímico vivirá en una constante sospecha, e incapaz de soportar tal presión, darán rienda suelta a sus pasiones más bajas, a sus deseos más animales… Y vendrá el caos y la desolación y el acabose.

Estén Vds. tranquilos, mis fieles, inteligentes y numerosos lectores de este su blog. A fin de que vayan ejercitando sus atrofiados órganos cerebrales – tengan en cuenta que llevan varios lustros recibiendo información errónea subliminalmente, y además seguro que alguno de Vds. ve de vez en cuando Telecinco – voy a ponerles algunos ejemplos con los detalles que provocan la fractura con la realidad. Leída la explicación, los mecanismos mentales comenzarán a desentumecerse y podrán comenzar a ganar la batalla a las máquinas en su perverso juego. Vean, en primer lugar, esta foto en la que parece que no hay ningún elemento anormal: es la portada de la revista «Parenting» (por el nombre de la publicación, imagino que estará destinada a personas que disfrutan practicando paréntesis); en la misma vemos a un tierno retoño, con una sonrisa angelical, con sus dientes mellados (¿por el alcohol, quizás?), sus ricitos de oro…  

 

 

No notan nada extraño, ¿verdad? Vuelvan a ver la portada. Ahora bajen la vista; observan que debajo del teclado hay dos extremidades que surgen desde su tronco, ¿no? Bien, pues dichas extremidades se llaman «PIERNAS»; y sí: pese a su sorpresa inicial, todo el mundo – si no ha sufrido algún percance, claro está… y líbrennos los cielos de que lo suframos – las tiene. Vean de nuevo la portada… ¡Exacto, el tierno infante carece de ellas!  Pero no sólo los malvados computadores se fijan en las citadas extremidades; si no fuera por un ojo avizor, nadie notaría nada en la siguiente imagen:

Algún avezado, gracias a que el ejemplo anterior le ha hecho despertar de su modorra mental, habrá notado en la grácil y lozana muchacha la inexistencia de lo que Vds. denominan «ombligo» (yo lo llamo «orificio situado en la barriga de los humanos destinado a almacen de restos de camisetas de algodón»). ¿Ven como no es publicidad de «Kyle XY»? No obstante, las pérfidas maquinas juegan al despiste con Vds.: si en ocasiones arrebatan miembros, en otras los añaden de manera tan delicada que sus apéndices oculares no son capaces de notarlo. Observen las siguientes fotos:

¿Consideran normal que a la cantante Beyoncé le salga un tercer brazo ¡DE LA ESPALDA!? Algunos de Vds. pensarán que gozar de un tercer brazo ya es suficientemente extraño… Mis queridos y confiados lectores, no le sigan el juego a la tecnología. O esta otra:

   

Si no es una foto promocional de «La familia Addams», ¿qué hace una mano apoyada en la verja? ¿Dónde está el resto del cuerpo? ¿Para quién son las flores?

Pero, pese al buen quehacer de los photoshoppers, sus futuros aniquiladores manipulan la existencia de personas, las hacen desaparecer de la faz de la tierra…

¿Acaso el joven rastafari ha caído por la borda mientras el resto de tripulantes de la embarcación miraban al objetivo de la cámara, mientras decían «pa-ta-ta»? Y fallo del periódico no puede ser, dado que «The Sun» es uno de los periódicos más prestigiosos de Inglaterra, y no el sensacionalista tabloide amarillo que dicen algunos… En otras ocasiones, las sutiles manipulaciones van dirigidas a crear un conflicto mental en el lector; como en la siguiente foto, en la que uno no puede dejar de preguntarse redundantemente: «¿qué narices le pasa a ese bebé en las narices?»:

Dado que no se trata de respetar su identidad por ser menor (no hay más que ver su mirada desafiante y gélida para saber que no le hace falta protección ninguna), ¿por qué las computadoras mundiales, destrozando el trabajo del departamento gráfico a su antojo, nos genera esa inquietante duda?. Temen por el hecho de que la anorexia destroce a sus hijas, sobrinas, amantes… Observen con qué responde la tecnología:

Dado que Vds. y yo pertenecemos a dimensiones paralelas, no estoy muy ducho en lo que a medidas corporales se refiere; pero, si fijan su vista, compartirán conmigo que en esa cintura no cabe un bazo, un hígado, dos riñones, un pancreas, varios metros de intestino grueso, un bote de yougurt de cristal… Por último, tomen aliento, respiren con calma y analicen cuales son las verdaderas consecuencias de consumir una bebida energética como «Red Bull» (por lo menos, en Rusia):

 

No se confíen, pongan a trabajar sus órganos pensantes (los siete). En mi cruzada por abrirles los ojos, me he encontrado con laboriosos enemigos, secuaces de la tecnología asesina que no dejan de afirmar que todas las anteriores fotografías son errores de maquetistas, informáticos… Yo lo dudo seriamente; por si desean Vds. comprobarlo visiten el blog photoshopdisasters . A mí no me convencerán: los ordenadores piensan volverles locos, destrozar la coherencia como modo de vida; quieren entrar en sus mentes, desde sus monitores donde esperan agazapados… ¿No me creen? Abran los ojos: